TITULO: El cuento de la criada (The Handmaid´s Tale).
AUTOR: Margaret Atwood.
EDITORIAL: Salamandra.
Nº Pag: 416.
ISBN: 9788498388015.
SINOPSIS:
En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para
procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la
dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela —o si,
aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir— le espera
la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que
sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen
controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de
las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad
sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el
supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento
de una persona. Y mucho menos su deseo.
OPINIÓN PERSONAL
Siempre que tengo la oportunidad me gusta
compartir con vosotros libros cuya trama e historia no solo nos hace disfrutar
su lectura, sino que también nos invita a reflexionar y suscita reflexiones
personales. Esta reseña refiere uno de estos libros. Publicado en los ochenta, viene
de la mano de Margaret Atwood, “El cuento
de la criada”. Esta canadiense nacida en 1939 es una habida lectora desde
niña, comenzando a escribir a la temprana edad de 16 años, para más tarde
graduarse como licenciada en filología inglesa, cursando estudios también en
filosofía y francés. Continuó su formación de postgrado en una importante
universidad, Harvard, llegando con el tiempo a impartir clase en otras de igual
renombre como la Universidad de British Columbia y la Universidad de Nueva
York. Profesora, poeta, crítica literaria, novelista y activista, miembro del
organismo de derechos humanos Amnistía Internacional, entre sus innumerables
premios podemos encontrar el Príncipe de
Asturias de las Letras de 2008. Dado que la mayoría de sus historias tienen
un nexo común como es la defensa de los derechos humanos y muchas se centran en
el trato hacia la mujer, sus relaciones y su explotación, es considerada una
escritora feminista, siempre reivindicando el trato igualitario hacia nuestro
género. Aunque podemos encontrar grandes obras entre sus creaciones, la de hoy es
quizá la más destacada, recibiendo en 1985, año de su publicación, hasta dos premios
y siendo en la actualidad digna de compararse con grandes clásicos. Pese a lo
galardonado de la obra y el reconocimiento y renombre de su autora, me ilusiona
comprobar que soy una auténtica ignorante de la riqueza literaria que nos
rodea, y constatar que existe un mundo cuasi infinito aún por explorar. En este
sentido pese a la dureza y perversión contenida en sus páginas y contexto,
merece verdaderamente la pena la angustia y amargura de su lectura, y atender
la acertada crítica que Margaret lleva a
cabo en cada una de sus páginas.

Esta es la agónica y desesperante vida de
Defred, narrada en primera persona con un relato sometido y resignado de su
devenir diario. Resulta admirable la frialdad con la que la protagonista es
capaz de describir determinadas situaciones. En ocasiones Margaret procura
otorgarles cierto toque de humor ácido e incluso negro, pero siempre
conservando y prevaleciendo esa crítica ante un mundo donde todos desconfían
unos de otros, donde ya no importan los sentimientos, y donde las relaciones
sexuales son tabú y se convierten en un mero acto de procrear, frío, mecánico y
litúrgico. El puritanismo al que obedecen les obliga a realizar cada uno de sus
actos como si de un ritual religioso se tratase. Pero ni siquiera el hombre
escapa a esta opresión religiosa ya que los homosexuales también son
inquisidoramente perseguidos.
Las Criadas,
al igual que el resto de mujeres, poseen una apariencia que las distingue y
caracteriza. Portan indumentaria y atuendos que comprenden una toga
completamente de rojo, sin dejar al descubierto ni el más mínimo atisbo de su
piel, recogiendo su largo cabello y colocándose en la cabeza una toca blanca
que cubren parte de su cara y les obliga a mantener la mirada al frente o hacia
abajo, limitando la posibilidad de interactuar o relacionarse. Siempre que
salen a la calle van de dos en dos, procurando conservar esa vigilancia incluso
entre ellas mismas. Son instruidas en centros especiales bajo el yugo de las
superiores que reciben el nombre de “tías”:
Tía Lydia, Tía Elizabeth,…etc. Muchas acaban sucumbiendo y rindiéndose,
adoptando este modo de vida extremadamente religioso, pero otras como Defred se
niegan, aunque en silencio y en la más absoluta soledad clandestina, a renunciar
y olvidar lo que una vez fueron.
Como ya he comentado, las otras mujeres también obedecen a un orden a la hora de vestir: las Esposas van de azul, las Marthas de verde, las mujeres de los hombres pobres van vestidas de diferentes colores pero siempre a rayas o de negro cuando enviudan y por último se encontrarían las No-Mujeres a cuya categoría pertenecen por ejemplo las prostitutas o lesbianas, las cuales son proscritas a las que se les obliga a limpiar residuos nucleares en las afueras.
Defred alterna sus vivencias con flashbacks que, en cierto modo, nos muestra cómo se fue originando todo y como ha acabado en esta situación. Dichos retrocesos y saltos cronológicos en la historia son necesarios para entender la dimensión de la aberrante metamorfosis sufrida en esta sociedad y en la vida de nuestra protagonista, en la que pierdes todo aquello que jamás pensabas que podrías perder, la libertad de decidir, la libertad de vivir.
Lo que resulta aterrador no es en sí la
distopía que Margaret Atwood representa en su libro sino el hecho de que la
ficción que escribió en los ochenta y que se consideraba como un futuro lejano
e inverosímil, en la actualidad puede llegar a parecernos viable. Es difícil
comentaros esta historia sin profundizar
un poco en la misma, evitando los spoilers,
por ello os invito a que reflexionéis con la lectura de “El cuento de la criada” y que, a pesar de la ironía de su título y
la dureza de alguno de sus fragmentos, os envolváis en la piel de Defred y con
sus ojos observéis la difícil supervivencia que representa esta sociedad
cacique e irracional, pero que desgraciadamente no dista mucho de sociedades
actualmente presentes, cuyas culturas y tradiciones nos resultan igualmente increíbles
y por supuesto repulsivas e inaceptables.
Aplaudo con satisfacción este trabajo de
Atwood, destacando su brillante imaginación para concebir esta ficción en la
que con maestra prelación desarrolla una constante invectiva y reivindicación.
“Mejor
nunca significa mejor para todos. Para algunos siempre es peor.”
“Vive
el presente, saca el mayor partido de él, es todo lo que tienes.”
Hola! Leí hace poco la novela y a mí también me dio para muchas reflexiones.
ResponderEliminarMe parece un relato que nos proporciona un punto de vista muy interesante sobre el que pensar en muchos sentidos:la dominación sexual, la opresión, el machismo, el adoctrinamiento, etc. En fin, de lo mejor que he leído últimamente.
Un saludo,
SOFÍA
¡Hola Sofía! Coincido con tus palabras. Una lectura a la que dedicarle su tiempo y que te hace pensar. Me alegra leer que, a pesar de su trama, también te gustó :)
Eliminar¡Un abrazo!
Holaaa
ResponderEliminarque reseña más fascinante y completa, me ha encantado leerte, un verdadero gusto la verdad
El libro no lo he leído pero me lo apunto sin duda, espero que me llene tanto como a ti
¡un beso!
¡Hola Naya! He intentado, sin hacer spoilers, informaros en profundidad y poneros en situación :) La verdad, merece mucho la pena leerlo.
Eliminar¡Un abrazo!