TITULO: El único recuerdo de Flora Banks (The one memory of Flora Banks).
AUTOR: Emily Barr.
EDITORIAL: Salamandra.
Nº Pag: 288.
ISBN: 9788416555055.
SINOPSIS:
Todos recordamos nuestro primer beso. A Flora
Banks es el único recuerdo que le queda. Desde que la operaron del
cerebro a los diez años, Flora Banks sufre un extraño tipo de amnesia:
su mente no es capaz de recordar más allá de un par de horas. Hasta que
un día, la imagen de un beso furtivo con Drake, el exnovio de su mejor
amiga, surge de su memoria de forma casi milagrosa, un indicio
esperanzador de que su mente podría funcionar con normalidad. Así que,
cuando recibe un correo electrónico en el que Drake le propone que se
encuentren en Noruega para contemplar el sol de medianoche, Flora se
lanza a la aventura sin dudarlo, con la ilusión de volver a ser ella
misma. Sin embargo, desde el momento en que llega a las islas Svalbard,
todo resulta muy distinto a lo imaginado, y Flora tendrá que hacer honor
al lema que lleva tatuado en la mano, «sé valiente», para asumir una
verdad nada fácil de asimilar.
OPINIÓN PERSONAL
Nuestra reseña semanal de hoy está dedicada a
una novedad recién llegada este mes a nuestras librerías y que vio la luz con
su publicación fuera de nuestras fronteras, hace casi un año. Me refiero a “El único recuerdo de Flora Banks” de Emily
Barr. Esta escritora inglesa estudió historia del arte porque, como ella misma
confesó, pensaba que sería algo divertido, pero reconoce que la mayor parte de
su tiempo lo pasaba ejerciendo como periodista universitaria. Su padre era
profesor de estudios cinematográficos, recordándolo siempre pegado a su máquina de escribir, lo que de
pequeña le inspiraba profundamente haciéndole soñar con ser escritora algún día y dedicarse a escribir.
Durante años trabajó para el célebre periódico “The Guardian” pero cuanto más tiempo ejercía esta profesión, más
se convencía de que no ansiaba dedicarse a ello para el resto de su vida. Fue
gracias a la concesión de un permiso de un año, que se ausentó y abandonó su
presente para viajar intensamente como mochilera, revelándose nuevos horizontes
para ella al descubrir que la escritura le apasionaba y que se dedicaría a ello
en el futuro. A su regreso redactó columnas que fueron publicadas y que compartían
la experiencia de su viaje y además, había adquirido inspiración más que
suficiente para escribir su primera novela, “Backpack”,
que fue publicada en 2001. Este título tan solo fue el primero de más de una
docena de publicaciones, siendo la última la historia en la que se centra
nuestra reseña y la primera, de toda su narrativa, perteneciente al género que
conocemos como young-adult. Pero
Emily no descansa en su labor como escritora y ya tiene previsto publicar en el
próximo año su segunda novela, en el citado género, y que llevará por título “The truth and lies of Ella Black”.
Actualmente vive junto a su esposo y sus tres hijos en Cornualles lugar donde
precisamente sitúa parte de la historia que hoy comparto con todos y que se nos
presenta bajo una peculiar premisa.
La ficción comienza pronta y repentinamente,
no concediendo al lector margen para acomodarse, siendo su protagonista, una
joven inglesa llamada Flora Banks, quien aborda en primera persona la historia,
zambulléndote en el relato de lleno sin prolegómenos. Flora vive junto con sus
padres en Penzance (Cornualles) y apenas conocemos nada de lo que le rodea, de
su vida, su forma de ser y su aspecto, salvo aquello que nos va narrando,
mostrándose poco a poco. Sabremos que se trata de una chica de 17 años y que su
cabello es rubio, pero ¿a qué se debe ese total desconocimiento de su persona?
La respuesta se corresponde a una patología que padece, sufre amnesia. La joven
desconoce el aspecto que tiene, su edad, la gente que se supone que conoce e
incluso el lugar en el que se encuentra a cada instante, hasta que, gracias a
su singular costumbre de anotarse la información más relevante en sus brazos,
logra ir contrarrestando tan cruel realidad y las dudas que inundan su mente
tras la visita que le realiza la sombra del olvido cada par de horas. Por un
determinado motivo, solo existen tres personas en su vida a las que nunca
olvida: sus padres y su mejor amiga, Paige, una chica a la que nos describe
como preciosa, con una tez clara, hoyuelos y pelo oscuro y rizado. Con todo ello
y con las insuperables adversidades en su día a día, poco a poco vamos
descubriendo como se desenvuelve y la vida que lleva en su pequeño y precioso
pueblo. A pesar de toda esta locura y el permanente bucle de olvido en el que
irremediablemente se ve inmersa, Flora es capaz de afrontar su vida con
relativa normalidad, intentando y esforzándose por ser una persona más,
ayudándose, eso sí, de los tres pilares fundamentales que suponen las tres personas
más importantes en su vida, y acudiendo además frecuentemente a una especie de
diario, donde refleja las cosas y los acontecimientos más relevantes y
trascendentales. Pero su realidad, aunque efímera, se verá aún más perturbada
con el desarrollo de un acontecimiento una noche en la playa, en el que se
verán involucrados tanto ella como Drake, un chico moreno de ojos oscuros y
gafas de montura al que se supone, conoce; durante dicho encuentro hablaran y se
besarán. A pesar de la emotividad que representa lo acontecido, no supondría
algo sorprendente en su vida sino fuese porque ese beso se ha anclado en la
memoria de Flora férreamente, resultándole su recuerdo increíblemente extraño
al tiempo que extraordinario. Lo retiene, lo conserva en su memoria y esto le
resulta insólito, increíble. Pero Drake debe partir por motivo de estudios a
las Svalbard (Noruega) y por mucho que rememore ese inolvidable instante, a
partir de ahora estarán a kilómetros de distancia. Este asombroso cambio en su
persona le empuja como un resorte, sintiéndose fortalecida y animándole a
realizar cosas que hasta ese momento era incapaz de hacer, siendo así que,
aprovechando la primera oportunidad desaparece de Penzance y sola y decidida, toma
un avión que la llevará al lugar más frío, mágico e inverosímil que nunca haya
imaginado, con el único objetivo de encontrar al chico que causó este cambio en
su olvidada existencia. En este viaje fraguará nuevas amistades, como la que
inicia con Agi, una islandesa cuya pasión es viajar y publicar sus aventuras en
un blog y a la que Flora describe como la chica de pelo rizado y gafas. Pero
pronto se dará cuenta que este viaje no solo la conduce hacia el motivo inicial
que lo originó, sino que descubrirá un mundo cruel e inmisericorde gracias a la
ayuda de alguien de su pasado. A pesar de su desconcierto, de sus miedos y de la espiral de locura en la que parece
verse inmerso este incierto e inseguro viaje, Flora hace acopio de fuerzas y se
repite incansablemente una de sus frases
importantes y que lleva escrita en su brazo : “Flora,
sé valiente”.
El relato es relativamente breve, no es
muy extenso, y el hecho de que se desarrolle en un período de tiempo corto favorece
esa sensación de brevedad, beneficiándose su lectura, la cual resulta rápida. Hasta
el momento tanto la autora como su trabajo eran grandes desconocidos, por lo
que este relato ha sido mi primera toma de contacto con su narrativa, la cual
resulta sencilla y muy fácilmente digerible, resultando esto lógico si su
intención es llegar a un mayor número de lectores. Respecto a la estructura y
composición de la ficción, me pareció correcta, va enlazando acontecimientos consecuentemente,
no dejando cabos sueltos. Reconozco que si bien me pudo resultar sencilla y
hasta cierto punto simple por ciertos motivos argumentales, tras su conclusión
logra convencerme, dejando buenas sensaciones. En cualquier caso igualmente
debo reconoceros que la devoré en cuestión de días.
Suelo hablaros de los distintos personajes
que descubro en cada nueva historia y de las impresiones que despiertan en mí.
En esta ocasión, es tan sumamente exigua la información facilitada por Flora de
las personas de su alrededor y de aquellas con las que se cruza, que mi intención
en este sentido quedará frustrada en verdad. Aun con todo ello, bastará para
crearnos un esbozo, una breve imagen, proyectándonos así positivas o negativas sensaciones al leer
sus nombres. Al estar escrita en primera persona, como ocurre en muchas otras
ficciones, resulta relativamente fácil empatizar con la protagonista, a la que
no le reprochéis su cuasi anonimato, pues ni ella misma se conoce, y que pese a
su singular peculiaridad, se esfuerza por actuar como cualquier chica de su
edad. Supone un auténtico caos y locura conocer constantemente la marabunta de
pensamientos que dominan su mente y que a veces se vuelven repetitivos. Lo que
más me gustó de esta historia es su esencia, la naturaleza y pureza de alguien
que nace cada día y está exento de la corrupción y perversión humanas, no
alberga capacidad para la maldad pues el corto recorrido de su existencia
guarda con prelación otras prioridades. Esto igualmente despierta en mí mi
atención por las personas que padecen patologías de esta índole y las personas
que desde todo ámbito a su alrededor, tienen que convivir con ellos. Merecen todo
mi respeto y consideración, todos absolutamente todos, merecen un
reconocimiento, pues resulta extraordinariamente complicada la convivencia y su
tratamiento, resultando cada despertar de un nuevo día, o en este caso cada
ciertas horas, un nuevo inicio, sabiendo con desolada certeza que finalizará la
jornada desgraciadamente como siempre.
Flora
redacta una serie de “pautas” con la intención de que la guíen y posibiliten
sobrellevar su vida de la mejor forma a pesar de su amnesia, por lo que estas
reglas están muy presentes. Por encima de todo, precisamente creo que eso es lo
que pretende infundir e inspirar la
autora, generándonos al igual que a la protagonista,
ese valor para dejarnos llevar y hacer todo aquello que nos creamos incapaces
de conseguir, aprendiendo y disfrutando de cada paso que damos y de cada
instante vivido. Esta historia es más que el mero reencuentro romántico que
impulsa a Flora a realizar el viaje, este es solo un motivo que da comienzo a
su despertar, a los reveses y sucesos que se le presentan y que le harán
sentirse realmente viva. Porque nada ni nadie debe tener la capacidad de frenarnos y de hacernos sentir incapaces,
sigamos el ejemplo de Flora y, en nuestros momentos de debilidad, repitámonos y
apoyémonos siempre en sus dos palabras favoritas: “Sé valiente”.
“Vivo
este momento. Vivir el momento siempre que pueda debe ser una de mis normas de
vida. Para eso no hace falta tener memoria.”
Me apetece bastante leerlo:D Besos!
ResponderEliminar¡Hola Bela! Me alegra leer que la reseña te animó a leerlo,... ya nos contarás tu experiencia :)
Eliminar¡Un abrazo!
¡Hola! No tenía ni idea de este libro pero ha llamado mi atención, así que me lo llevo apuntado
ResponderEliminar¡Gracias por la reseña!
¡Besos!
¡Hola Guacii! Al llevar publicado, relativamente, poco tiempo, aun no es muy conocido entre los lectores. Supongo que a medida que vaya llegando a más países, su título resultará más familiar. Por mi parte, encantada de que despertase tu curiosidad :)
Eliminar¡Un abrazo!