TITULO: Los sufrimientos del joven Werther (The sorrows of young Werther).
AUTOR: J. W. Goethe.
EDITORIAL: Vicens Vives.
Nº Pag: 272.
ISBN: 9788468206646.
SINOPSIS:
El inusitado revuelo de su publicación no se debió en verdad al argumento de la obra (las funestas consecuencias del amor frustrado de su protagonista por una joven ya comprometida), ni tan siquiera al hecho de que la historia se insparara en la experiencia personal del propio Goethe; sus verdaderas causas estribaron en que el libro supo dar forma a la inquietud y la insatisfacción que agitaban la conciencia de las gentes.
OPINIÓN PERSONAL
Puntual a nuestra cita semanal, nuestra
nueva reseña aborda todo un clásico de la literatura universal, una obra de
renombre en la literatura alemana, “Los
sufrimientos del joven Werther” de J. W. Goethe. Durante su infancia Goethe
aprendió numerosas lenguas clásicas y se instruyó en diferentes artes (música,
dibujo, esgrima…etc.) todo ello gracias a la magnífica educación que su estatus
y posición social le permitieron. Con los años y tras reponerse de una importante
enfermedad pulmonar logra licenciarse en Derecho pese a que esta carrera no le
motivaba lo suficiente. En 1774 publica esta obra en la que, entre otros aspectos,
cabe destacar la confluencia de las diferentes corrientes de la época, la Ilustración, el Romanticismo y el Clasicismo
entre otras. A pesar de la fama que este trabajo le reportó, Goethe manifestó
en repetidas ocasiones su arrepentimiento público acerca de su narración y de las
confesiones que desveló en dicho trabajo, llegando a atormentarle su obra hasta sus últimos días
como un penado fantasma. La edición que poseo incluye una extensa y
cuidada introducción que nos desarrolla tanto la biografía de Goethe como un
profundo análisis del clásico, resultando ambos aspectos curiosos e
interesantes para el lector, el cual encontrará muy productivos y provechosos. Las
ilustraciones al pastel que se acompañan, obra del artista norteamericano Gary
Kelley, rebosan belleza, contribuyendo a facilitar una visualización del mundo
de Werther.
A través de las cartas que dirige a su
amigo, Werther cuenta sus momentos y vivencias durante su estancia en el
ficticio pueblo de Wahlheim, para el cual el autor se basó en la ciudad de Garbenheim.
Nuestro protagonista describe en sus cartas todo aquello que le acontece con infinidad
de detalles y gran pasión, algo propio del espíritu que origina la corriente
del Romanticismo. Es así como nos
hace participe, al igual que a su amigo, de su primer encuentro con la joven y
preciosa Lotte (abreviatura o forma hipocorística del nombre de Charlotte), y
de cómo queda prendado de su carácter. Conforme transcurren los días Werther y
ella se ven con más frecuencia y los sentimientos hacia ella nacidos en él, se avivan con cada
mirada, con cada palabra y cada gesto que ella le dedica, no siendo capaz de controlar esta creciente
catarata de emociones que han despertado en su interior y que está experimentando
con gran pasión. Es entonces que recibe la noticia de que Lotte se haya
comprometida con Albert, un hombre unos años mayor que ella. A pesar de este
duro golpe, Wether mantiene la relación cercana con la joven y entabla una
amistad con Albert, a quien respeta. A nuestro protagonista le agrada al tiempo
que le tranquiliza en cierto modo, saber que ella es tratada con respeto y
delicadeza por parte de Albert. Tras ausentarse un tiempo del pueblo, comprueba
a su regreso que el matrimonio ya ha sido celebrado y que su estéril esperanza, que siempre se negó
a abandonar, ha quedado anulada definitivamente sin remisión. Es a partir de este instante que Werther experimenta
un apesadumbrado sentimiento de ahogo, embargado por un desalentador y
desesperado espíritu que dista mucho del juvenil y vivaz que respiraba en sus
primeras cartas. Seremos de este modo, testigos del declive, del crepúsculo de este personaje,
arquetipo de la corriente del Romanticismo.
La obra se divide en dos partes, libro
primero y libro segundo, ambas antagonistas, se corresponden con los dos períodos
que sufre el protagonista y que decidirán e influirán sobre su carácter, y en definitiva
sobre su existencia. Quizá se deba al hecho de que la novela es una obra
semiautobiográfica, pero su autor logra trasmitir con sus palabras, con su
personal forma de expresarse, los sentimientos tanto positivos como negativos,
con el mismo ímpetu que los experimenta Werther. Todo ello lo manifiesta a
través del género epistolar, concretamente el monológico ya que en ellas solo aparece
un correspondiente. Solo al final del relato la perspectiva del narrador dará
un giro inesperado pero necesario, dada la incapacidad del protagonista para
seguir relatando su situación.
La naturaleza y lo sencillo son aspectos
tan relevantes como los propios personajes. Está presente a lo largo de toda la
historia y la admiración que Werther siente hacia lo mundano, lo cotidiano, y hacia
la naturaleza y el paisaje que nos rodea es algo que queda constatado en
numerosas ocasiones. Pero dicho asombro y ensimismamiento se verán consumidos con
el paso del tiempo, al igual que el propio personaje que se debate en una
espiral constante de contradicción: ama leer pero no quiere recibir libros, le entusiasma
pintar y es incapaz de retratar a su amada, mantiene una lucha infernal entre
la realidad y el deseo, la esperanza, y lo que realmente vive y lo que sueña.
Realmente disfruté los diálogos en los que
Werther expresa todo lo que piensa, todo lo que siente, haciendo honor a sus
principios e ideales.
Indirectamente es destacable igualmente el
personaje de Lotte, por medio del cual Goethe intenta simbolizar las diversas
figuras que en ella convergen. Somos conscientes de la prematura y obligada
madurez de la joven debido a sus circunstancias, de la serenidad de quien
tranquiliza a quienes les rodean frente a su entusiasmo por los bailes, así
como de su faceta asistiendo a enfermos y moribundos. Todo ello denota el amor
que el autor sentía por su amada, en la que se basó y de la que tomó su nombre,
y a pesar de parecer tan inalcanzable (denominándola “ángel” tal y como en varias ocasiones manifiesta a través de las
palabras de Werther) se esfuerza por convertirla en alguien terrenal.
Cabe destacar el fuerte impacto que causó la
publicación de este clásico en su momento. Los jóvenes vestían y se expresaban
como el protagonista, despertando así lo que se conoció como la “fiebre de Werther” o “furor Wertherinus” y desatando una ola
de sucesos similares a los que el propio personaje experimenta al final de la
obra. La repercusión y trascendencia
social de la obra tuvo un impacto tan fuerte que la psicología pronto tuvo que
darle cabida bautizando el síndrome como
“efecto Werther”. Napoleón la
considera la obra europea más importante de la época (siempre llevaba con él un
ejemplar) e incluso en otro clásico como “Frankestein
o el joven Prometeo” su autora M. Shelley lo menciona.
Por todo ello, “Los sufrimientos del joven Werther” no puede pasar por nuestras
manos sin más, requiriendo nuestra atención en todos y cada uno de los debates
que nos propone su autor y consiguiendo que experimentemos el amplio abanico de
emociones que embargan al protagonista. Porque al final a todos nos mueve y
conmueve la pasión por aquello que amamos, permitamos que las palabras de Werther
continúen inmortales y atemporales, despertando, estimulando y provocando de
este modo los sentimientos de las futuras generaciones.
“El
hombre es sólo hombre y la escasa inteligencia que pueda tener poco o nada
cuenta cuando la pasión se agita y está uno confinado por los límites de lo humano.”
Hola! Has hecho una reseña muy buena de este libro.
ResponderEliminarYo lo leí hace un tiempo y la verdad hay muchos aspectos que he olvidado, por lo que creo que no me vendría nada mal un repaso a la historia.
Eso sí, recuerdo muy bien ese sentimentalismo romántico cargado de fuertes pasiones que, como dices, convirtieron la obra en una de las grandes novelas de la época. En su momento me gustó mucho, y creo que si lo vuelvo a leer encontraré aspectos que antes no pude apreciar del todo.
Saludos,
Sofía
¡Hola Sofía! Me encantó leer tu comentario y comprobar que la reseña ha logrado transmitir y captar la esencia del libro y del protagonista. Es uno de esos clásicos a los que podemos acudir una y otra vez para impregnarnos de esa fuerte pasión que transmite a través de sus palabras. Me alegro de que te guste :)
ResponderEliminar¡Un abrazo!