TITULO: Mujercitas (Little women).
AUTOR: Louisa May Alcott.
EDITORIAL: ANAYA.
Nº Pag: 304.
ISBN: 9788466793155.
SINOPSIS:
Mujercitas narra cómo cuatro niñas se convierten en mujeres,
con la Guerra de Secesión norteamericana como telón de fondo. Son
momentos difíciles, que la familia March, afrontará con fortaleza y
dignidad. Pero la novela va más allá de la transmisión de los valores de
la burguesía decimonónica y nos muestra "el valor del trabajo para la
independencia de las mujeres, la necesidad de construir una realidad
mejor", y la importancia de virtudes como el esfuerzo personal o la
solidaridad.
OPINIÓN PERSONAL
La lectura de hoy bien
puede considerarse una muy buena forma de inaugurar las reseñas que se
desarrollarán este nuevo año, pues su concepto atemporal, en mi opinión, se
acomoda confortablemente a todos los gustos literarios, resultando adelantada a
sus tiempos en algunos aspectos. Se trata de “Mujercitas” de Louisa May Alcott, autora nacida en noviembre de 1832
en Pensilvania, en un hogar donde fue educada por su propio padre. Este fue un
filósofo y escritor del que conservaría sus ideales y seguiría las corrientes
abolicionistas así como su afán por conseguir que se implantase el sufragio femenino,
derecho inalcanzable en aquellos días y que hoy nos resulta algo normal. Junto
a sus tres hermanas, creció y vivió en Nueva Inglaterra y desde temprana edad,
se dedicó a diferentes laborales con el fin de ayudar económicamente a la
familia. A medida que alcanzaba la edad adulta, Louisa se mostraba más activa
en la política, haciendo público su apoyo a favor del voto femenino y su
negativa frente a la esclavitud. Nunca llegó a contraer matrimonio, siempre se
volcaba en ayudar a los demás sobre todo tras la pérdida de su madre, momento
en el que tomó las riendas del hogar y la familia. También participó en la
Guerra de Secesión, ayudando como enfermera en un Hospital de Georgetown. A
consecuencia de sus días ejerciendo dicha labor, Louisa enfermó de
envenenamiento por mercurio, lo que puso fin a su vida a la edad de 55 años, el
mismo fatídico día que su padre estaba siendo enterrado. Aunque previamente
había escrito varias obras y poemas, muchos de ellos bajo el seudónimo de A. M.
Barnard, no fue hasta la publicación de “Mujercitas”
en 1868 cuando realmente alcanzó el éxito y reconocimiento que aún perdura en
nuestros días. A esta primera obra le seguiría “Good Wives” (1869) o como tradujeron aquí “Aquellas mujercitas”, “Little
Men” (1871) u “Hombrecitos” y “Jo´s Boys” (1886) o “Los muchachos de Jo”, con el que se
concluye esta saga familiar. Con posterioridad Louisa publicaría otra serie de
volúmenes relacionados con los anteriores y que en cierto modo, seguían la
línea de los primeros algo que le ayudó a conservar sus lectores más fieles. Adaptada
al cine en repetidas ocasiones, mi versión favorita es la de 1994,
protagonizada por Susan Sarandon, Kirsten Dunst y Christian Bale, entre otros,
y en la que Winona Ryder interpreta a una magnífica y rebelde Jo, papel por el
que fue nominada al Oscar. Adaptación que he disfrutado en repetidas ocasiones,
aunque avergonzada reconozco que hasta este momento no había leído la obra de
fama mundial. Estas navidades fueron marco ideal para su elección,
adelantándoos que si su adaptación cinematográfica me encanta, el libro me ha
redescubierto las sensaciones más placenteras de la mejor de las lecturas,
reviviendo como vez primera esta entrañable historia y sus personajes, esos
protagonistas que forman parte de nuestras vidas, porque ¿quién no ha oído
hablar de “Mujercitas” o se ha emocionado
con su adaptación?
El relato no sitúa entre 1861 y 1865 con el
trasfondo de la Guerra Civil de los Estados Unidos, concretamente en la ciudad
de Concord (Massachusetts). Robin March, el padre de familia, es el capellán
del ejército por lo que se encuentra en plena guerra alejado del hogar, con el
que mantiene correspondencia. Es Margaret March, su esposa, la encargada del
cuidado de la familia en su ausencia, con ayuda de Hannah Mullet, la afable y
atenta criada que desde hace años trabaja para ellos. El matrimonio tiene
cuatro hijas que comprenden la edad de 16, 15, 13 y 12 años y aunque todas
muestran una correcta y marcada educación, cada una de ellas presenta un
carácter singular y muy personal. La mayor, Margaret, “Meg”, cuya belleza la
hace destacar sobre las demás, es la más responsable ayudando a la familia a
través de su trabajo como institutriz; suele ocuparse de la atención y cuidado
de la más pequeña. Josephine o como prefiere ser llamada, “Jo”, le apasiona
leer y escribir y se niega a seguir los cánones impuestos por la sociedad, lo
que la lleva a mostrar un actitud sarcástica, fuerte y por momentos, indómita…algo
no bien aceptado en una mujer de su época. Esta siente predilección por
Elizabeth, “Beth”, que aunque es la hermana más tímida y temerosa de todas,
ayuda incasablemente a los más necesitados; esta encuentra en la música y su
piano, el refugio idóneo donde esconderse del mundo. Por último Amy, una niña de
aspecto angelical cuyo afán por destacar, hablar y llegar a comportarse como
alguien de mayor edad la lleva a meterse en más de un lío, y aunque muestra un
don especial para el arte y la pintura, este se ve salpicado por su actitud
presuntuosa. El hogar se rige por una rutina en la que todas saben cuál es su
cometido y pese a que en ocasiones el aburrimiento o la monotonía les aborda,
siempre salen al paso encontrando algo con lo que entretenerse. A veces es Jo y
sus dotes teatrales quien ameniza sus momentos monótonos, otras es gracias a
Laurie, el nieto del sr. Laurence y vecino de la familia March. El joven que,
aunque tímido en un principio, logra entablar una preciosa relación con las
chicas mostrándose por momentos divertido y vivaracho, sobre todo con Jo con la
que forja unos fuertes lazos de amistad. De este modo y en plena adolescencia,
las jóvenes van creciendo y formando parte de un mundo y una sociedad en la que
algunas se siente cómodas y otras rehúsan su aceptación, y van afrontando lo
que supone dejar atrás la niñez y el hogar familiar para, llegado el momento,
alzar el vuelo y formar su propia familia. Todo ello lo aprenderán disfrutando
de momentos únicos brindados por la amistad y el amor fraternal, pero también
viviendo los momentos más tristes, convirtiéndose cada uno de los mismos en
lecciones de vida.
La narrativa de Louisa es sencilla y natural
y a medida que maduran las protagonistas, también evoluciona su expresión. En
las primeras páginas de la historia, el lenguaje y las conversaciones incluso
pueden resultar un tanto infantiles por momentos, pero sin apenas darte cuenta,
cuando te encuentras en el epicentro del relato, los diálogos se presentan
maduros y reflexivos, con cierta profunda espiritualidad. Quizá lo pueril de
ciertas conversaciones se vea influenciado por la traducción, la cual es criticada
por muchos como pésima e inadecuada, aconsejándose su lectura en el idioma
original para percibir mejor el relato. Esa tesitura de elegir entre una u otra
es algo que dejo a vuestra elección.
“Mujercitas”
hace alusión directa, en muchas de sus líneas, a la obra “Progreso del peregrino” de John Bunyan. Dicha lectura trata sobre
la evolución o el crecimiento por medio de la superación de diferentes fases,
algo que la autora ha ido transformando en “pruebas” para cada una de las
jóvenes, cuyo vencimiento les acerca a la madurez. Estoy de acuerdo con el modo
en el que Louisa lo ha reflejado en su historia ya que la evolución de los
personajes es progresiva y palpable y, nuevamente, logra un crecimiento
progresivo igualmente del lector.
Recientemente la cadena BBC One ha
adaptado este clásico, a modo de miniserie, otra nueva oportunidad para
disfrutarla, una nueva ocasión de
compartir con estas cuatro hermanas sus penas y alegrías, celebrando así que
este año cumple su 150 aniversario. Lectura imprescindible e imperecedera, a la
que le resultará indiferente tu edad y el siglo en el que vivas, siempre
resultará una tentadora invitación, irrechazable por otra parte para todo
amante de la buena literatura, atemporal e inmortal. No lo demores por más
tiempo, no cometas el error que cometí yo de eludir o posponer su lectura, y
participa y forma parte de estas divertidas tardes tomando té y disfrutando de
las virtuosas capacidades de la familia March.
“No tengo
miedo a las tormentas,
porque estoy aprendiendo a navegar mi barco.”
“Ve y abraza tu
libertad.
Y observa las maravillosas cosas que vendrán de ello.”
★★★★★ 5/5
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