TITULO: La abadía de Northanger (Northanger Abbey).
AUTOR: Jane Austen.
EDITORIAL: DEBOLSILLO.
Nº Pag: 296.
ISBN: 9788499081205.
SINOPSIS:
Una joven, ávida lectora de novelas, acabará interpretando un personaje
totalmente novelesco que se moverá entre intrigas y terribles secretos.
Es una novela de la primera época de su autora. En principio concebida
como una sátira de la novela gótica, va sin embargo más allá de este
propósito y ofrece una pintura social rica y mordaz y una trama
ingeniosísima con sorpresas inesperadas.
OPINIÓN PERSONAL
Recientemente dediqué una entrada a la
autora que nos legó la obra que hoy aborda la reseña. “La abadía de Northanger” es el primer libro que Jane Austen
escribe en 1798, aunque previamente se encontraba trabajando en otras célebres
como “Orgullo y prejuicio” y “Sentido y sensibilidad”. Aunque la
finalizó y llegó a venderla, según recoge las memorias de la hermana mayor de
la autora, Cassandra Austen, años después sería revisada por la imprenta que
acabó revendiéndola al hermano de Jane, tras años después de que esta obra
quedase en el almacén olvidada, e ignorando que por entonces la autora de dicha
obra ya había publicado cuatro novelas. No fue hasta finales de 1817, tras el
fallecimiento de Jane, cuando se publica a modo de volúmenes y acompañada de “Persuasión”. Originalmente fue nombrada
como “Susan”, pero tras varias revisiones que la autora realiza sobre la misma,
decide titularla tal y como hoy la conocemos. Sin orden de preferencia alguno
decidí dar continuidad a la lectura de su legado literario, omitiendo las
críticas y opiniones que tildan a esta obra como la más irrelevante de todas
cuantas creó. Las opiniones de los eruditos son muy respetables, como
respetables deben ser las conciencias y sensibilidades de los lectores que
pueden apreciar lo interesante y sugestivo en cualquier libro que pueda haber
recibido el azote de la especializada crítica, por lo que este argumento es el
que siempre defiendo para en líneas generales no descartar “a priori” ninguna
obra.
La heroína de nuestra historia, tal y como
la cataloga la propia Austen, es Catherine Morland una joven de diecisiete años
que convive junto con sus hermanos y padres en Fullerton. Catherine
crece prestando poca atención a su formación como señorita, obviando igualmente
su apariencia femínea, tal como la sociedad del momento establecía e imponía,
limitándose a disfrutar de los juegos junto a sus hermanos, además de
apasionarse con cada libro de temática gótica que a sus manos llegaba. Sus
vecinos, el Sr. y Sra. Allen carecen de descendencia, por lo que invitan a
nuestra protagonista a que les acompañen durante una temporada a Bath para que
disfrute junto a ellos del lugar y comience de este modo a relacionarse en
sociedad. Hasta ese instante, Catherine no se había preocupado de su aspecto en
lo más mínimo, pero cuando los jóvenes
comienzan a mostrar interés por ella y recibe halagos por parte de los
conocidos de la Sra. Allen, provocan que despierte su conciencia, sonrojándose
al mismo tiempo. Es en uno de los bailes a los que asiste, donde conoce a Henry
Tinley, un instruido clérigo de veintiséis años perteneciente a una acaudalada
familia. Es su inteligencia, su simpatía, su sarcasmo y la atención dedicada a
Catherine las que terminan por conquistarla sin que se dé apenas cuenta. También
entablará amistad con la hermana de Henry, Eleanor Tinley, así como con la familia Thorpe de la que forma parte la peculiar
Isabella, quien mostrará interés por
convertirse en su inseparable amiga. Entre compras, bailes, visitas al balneario
y al teatro, Catherine irá poco a poco introduciéndose en sociedad, tendrá algún
que otro pretendiente, descubrirá los entresijos de entablar relación con unos
y con otros, el protocolo que rige el modo de actuar y comportarse de una
señorita de su edad y posición social, cuestionando en definitiva todos aquellos
requerimientos que se le exigen solo por ser mujer. La obsesión por las novelas
que lee le arrastrará a concebir sus vivencias como si de una obra del género
gótico se tratase, creyéndose la protagonista de ellas. Todas estas experiencias y sabiduría
lectora la conducirán a aprender de sus errores y de todas y cada una de las
situaciones que debe afrontar.
Aquellos que hayan tenido ocasión u oportunidad
de leer previamente otra novela de la autora, quizá compruebe que ciertamente
el desarrollo y redacción de esta es más sencillo e incluso simple en ciertos tramos,
si bien desde mi punto de vista aquello de lo que pueda adolecer es compensado
con grandes dosis de humor, ingenio e ironía rebosantes. Como no podía ser de
otro modo, no falta esa crítica a la sociedad de la época, sátira que perdura a
lo largo de toda la ficción y a la cual la autora recurre cuando la ocasión lo
permite presentándonos diferentes ejemplos de los conflictos, el aburrimiento y
las dificultades que dominaban en aquella alta sociedad ante cualquier
situación, por muy simple que fuese.
Pero no solo es motivo de crítica los
cánones impuestos en aquel entonces, también aprovecha, dado el entusiasmo de
Catherine por las novelas, para reivindicar que carece de importancia el género
del lector respecto del objeto de lectura, prevaleciendo el contenido y
significado de cualquier variedad literaria sobre el género de la persona
lectora. Por ello es imposible pasar por alto las innumerables referencias, que
en el libro encontramos, a otros títulos góticos y a sus autores los cuales en
un principio se pensó que eran ficticios hasta que con posterioridad se ha
podido comprobar que realmente existieron. Regresando a las reivindicaciones, admiro
el valor y la pasión con la que Jane defendía sus ideales y creencias, la
fuerza y férreas convicciones que mantiene frente a una sociedad hipócrita y
decadente, donde la constante reprobación obligaba a hacer lo políticamente
correcto y no a hacer lo correcto simplemente. Esa personalidad indómita,
reaccionaria y rebelde, será testigo de un escenario histórico que hará de lo
absurdo e irracional su modo de vida, pero que no doblegará sus ideas por más
censura y oposiciones que se empeñen en mostrarle.
De
igual modo toma los aspectos y rasgos que caracterizan al género gótico y los
transforma en situaciones divertidas y cómicas, convirtiéndola en una elegante caricatura
de esta variedad literaria.
Otro aspecto que caracteriza a las obras de Austen, son el sinfín de personajes que nos presenta. Las diferentes familias que comparten encuentros entre estas páginas son de lo más variopintos y los cuales me despertaron todo tipo de sentimientos, en concreto hay ciertos personajes que llegué a odiar hasta el mero hecho de leer su nombre. Sin duda alguna mis favoritos fueron Catherine y Henry, la protagonista y su correspondiente oponente masculino, cuyos diálogos no tienen desperdicio. Ella es divertida, humilde y con cierta ingenuidad resultando toda una rebelde; él es educado, culto, simpático y dado siempre a mantener una buena conversación. Como siempre, Austen y su habilidad para presentarnos personajes masculinos a los que resulta imposible resistirse.
De manera perspicaz y personal, Jane nos
narra “La abadía de Northanger” presentándonos
situaciones enrevesadas donde nuestra heroína, al igual que en sus novelas
favoritas, se enamorará y descubrirá que todo aquello que le rodea no es lo que
parece.
“Hay
que vivir para aprender”
“Si
las heroínas no se respetan mutuamente, ¿cómo aguardar de otros el aprecio y la
estima debidos? Por mi parte, no estoy dispuesta a restar a las mías lo uno ni
lo otro.”
Holaa
ResponderEliminarPues este aun no lo he leído aunque lo tengo pendiente, espero hacerlo pronto
¡Gracias por tu reseña!
Un abrazo ^^
¡Hola Naya! Si eres fan de Austen y sus historias, te gustará :)
Eliminar¡Un abrazo!